martes, 25 de noviembre de 2008

LA MIRADA QUE ESCRIBE



Esta vez la propuesta que les realicé a los chicos requirió varios pasos. En primer lugar, les solicité que durante la semana observaran a la gente por la calle y que eligieran alguna persona que les llamara la atención por su aspecto, por sus gestos, por su actitud; en fin, por lo que fuera.
En la reunión siguiente, cada chico comentó el motivo que lo había llevado a elegir a determinada persona y algunos hasta presentaron su imagen, ya que con disimulo la habían fotografiado con sus celulares, este es el caso de Abril que en el colectivo tomó una foto de la protagonista del cuento que presentamos más abajo. Luego realizaron la biografía imaginaria del personaje: cómo se llamaba, a qué se dedicaba, con quién vivía, cuáles eran sus comidas preferidas, cómo se vestía, etc.


Después, les pedí que escribieran un cuento donde la persona elegida fuera la protagonista y en el que se incluyera al menos dos datos de su ficha personal. Pero los chicos superaron mi propuesta porque cuando en el paso anterior compartieron la biografía de sus personajes, a cada uno le gustó tanto el creado por sus compañeros que reformularon la consigna: el cuento incluiría además, al protagonista de alguna de las otras narraciones como personaje secundario del propio. Así es como en el cuento de Abril participa Mauro Mucho Hombre, el actor principal del relato de Gabriel.
Creo que la escritura más que a una cuestión técnica, está vinculada a la mirada; el que escribe descubre en lo que lo rodea algo que merece ser contado, lo descubre porque observa de manera diferente, percibe lo que escapa de la vista de los otros. Por eso pienso que cualquier persona puede ser protagonista de un cuento, todo depende del punto de vista de quien narra, la mirada del narrador es la que transforma a una "persona común", ciudadano de a pie diría David Viñas, en personaje de un cuento. Es el autor quien con su perspectiva vuelve extraordinario lo intrascendente.
La propuesta de escritura realizada a los chicos tenía como objetivo desarrollar esa mirada, la que puede ver en una pasajera más del colectivo la probable protagonista de un cuento.
En este sentido, los hechos narrados en "Un juicio desesperante", el cuento de Abril, no son extraordinarios, creo que todos los días en los juzgados de mi país podemos encontrar jueces desaprensivos y escenas similares a los que presenta la narración, lo que los transforma en un cuento es la mirada hilarante de Abril que tensiona lo que es habitual y que quizás de este modo a través de su ficción esté reflejando los comentarios críticos de la justicia argentina que escucha a diario de los adultos y medios de comunicación.

Para leer "Un juicio desesperante" de Abril Durán hacé click acá: