miércoles, 12 de noviembre de 2008

FIGURAS QUE COBRAN VIDA

Las figuras de las barajas españolas salen de sus marcos para protagonizar un cuento.

Extendí sobre la mesa el rey, la sota y el caballo del mazo de cartas y les propuse a los chicos que escribieran un cuento en el que algunas de estas figuras fuera protagonista.
Estamos tan habituados a manejarnos con las cartas que es casi como si no las viéramos; sin embargo, una mirada detenida nos permite percibir detalles interesantes en las imágenes de las barajas: la expresión de los rostros, sus atuendos e incluso la postura corporal. Si bien están estáticas y encerradas en sus marcos, no son pasivas: están posando y concientes de que las estamos mirando, en algunos diseños hasta parecen a punto de ponerse en acción. Por eso, antes de que los chicos comiencen a escribir es necesario realizar con ellos una exploración que les permita redescubrirlas porque de este modo encontrarán elementos que enriquecerán sus textos.
A la hora de escribir, es frecuente que los chicos en sus relatos hagan interactuar a las diferentes cartas, por ejemplo, en el cuento de Delfina que se reproduce a continuación, la figura del jinete se transforma en el hijo menor del rey que para pensar marcha en su caballo blanco a un lugar desierto.
Los marcos de las barajas -que definen su encierro o aislamiento- suelen operar de diferente forma en las narraciones: en el caso del cuento que presentamos aquí los dos personajes necesitan tomar distancia, alejarse del ruido para pensar.
El rey de Delfina es un buen monarca: racional -evita el enojo- y busca respuestas a sus problemas en los libros, porque ella no eligió a los beligerantes reyes de espada o de basto, sino al de oro, representado por esa moneda que parece un sol en la esquina izquierda superior de la baraja, casi a la altura de la cabeza iluminándolo y que es también la luz que alumbra el pasadizo y lo conduce a la corona.
La historia de Delfina nos habla, entre otras cosas, del conocimiento como camino para descubrir lo que está oculto, lo que una simple mirada no nos permite conocer.
Para leer el cuento EL ROBO DE LA CORONA de Delfina Bernetti hacé click acá: