martes, 2 de septiembre de 2008

¿Qué alumnos se imaginan los docentes?

Luego de tres meses de licencia porque adopté a mi hijo, regresé a mis clases de 1º año del Polimodal en una escuela de la provincia de Buenos Aires. Uno de los cursos no ha tenido suplente; en el otro me reemplazó una colega de la misma escuela. Los chicos me ponen al día: han comenzado a leer "El retrato de Dorian Gray", supuestamente ya van por el tercer capítulo. Les pido que me cuenten lo que han leído hasta el momento. Muy tímidamente una chica comenta que se trata de un pintor que pinta siempre el mismo retrato. Como veo que de ahí no podemos salir, les pregunté:

- Pero ¿leyeron algo?

-Sí profe, pero no entendí nada.

-Yo empecé, pero me aburrí porque era muy difícil.

La verdad es que mis alumnos tienen razón: la novela (que personalmente me gusta) utiliza un lenguaje que para ellos es engorroso, a eso se le suma el desconocimiento que tienen del contexto en que se desarrolla. Conociendo lo poco amigable que les resulta la lectura, yo jamás hubiera elegido esa novela. Para mí, que sé que los adolescentes del sector social con el que trabajo no provienen de familias lectoras y carecen de estímulos para leer, el primer objetivo continúa siendo que descubran el placer por la lectura. Esto no significa que las obras no sean de calidad o infantiles, o que no impliquen un desafío, sino que deben tener un grado de dificultad que no se las vuelva inaccesibles.

La compañera que me reemplazó opina diferente, ella cree que la escuela es la única oportunidad que los chicos tienen de leer los textos "consagrados", "la alta literatura", para decirlo de alguna forma. Siente que al proponerles a sus alumnos esos textos, está cumpliendo con su misión, no se pregunta qué pasó entre los chicos y el libro, o cómo esa lectura forzada desalienta lecturas posteriores.

Les pregunté a los chicos si habían leído alguna novela. Negaron con la cabeza y uno solo respondió:

-¡Sí! Romeo y Julieta. También la actuamos.

Para rescatar: una de sus compañeras le respondió que "esa" no era una novela, sino una obra de teatro.

Quise explorar qué experiencias previas de narratividad tenían y me pareció que quizás podía partir de algo que estuvieran viendo en la tele. Por eso les pregunté qué programas miraban.
Surgió la siguiente lista:

-Los Simpson.


-100 % lucha.


-El Chavo del 8


-Casi ángeles


-Policías en acción.

Como se observa, salvo el último, son programas pensados para chicos varios años menores que ellos, que tienen 16. Programas que a excepción de "Casi ángeles", no implican continuidad, ya que cada emisión presenta una situación diferente; todos ellos caricaturescos.

Pero este listado más que llevarme a pensar en los chicos, me hizo reflexionar en nosotros, los docentes:


  • Pareciera que nos dirigimos a adolescentes que solo existen en nuestra imaginación. Les hablamos a chicos lectores de Oscar Wilde, cuando en realidad solo acceden a relatos fragmentados, visuales, con guiones empobrecidos... Les hablamos a los alumnos que deseamos, no a los que tenemos.

  • ¿Es suficiente para que quedemos satisfechos, tranquilos con nuestra tarea, el que nosotros hayamos "dado" una lectura, un tema, un contenido, más allá de lo que haya pasado con los chicos?

Y el desafío didáctico:



  • ¿Cómo trabajamos para que los chicos comiencen a ver en la tele programas de mejor calidad? ¿No debe ser este también un objetivo? Un objetivo ¿previo? ¿simultáneo? a la lectura de una novela.

  • ¿Cómo pasamos de "100% Lucha" a la lectura de una novela? ¿y qué condiciones debe tener esa novela? ¿Hay un paso intermedio?

Preguntas que iré respondiendo con mi práctica y con la ayuda de los chicos.


Una conclusión, que aunque lo parezca, no creo que sea elemental: para pensar cualquier propuesta en el aula debemos reconocer a nuestros alumnos. Reconocerlos es respetarlos, pensar en ellos para poder habilitarles los mejores caminos para aprender y crecer.


Ese día, para comenzar a andar otro camino, les pedí que para la próxima clase vieran la serie "Cold Case" (Caso Cerrado, Warner Channel, lunes 21 hs.) Elegí ese programa por el interés de los temas abordados (en una gran parte vinculados a los jóvenes y a las minorías), la calidad de sus guiones y su estética que no es habitual en la TV. Sé que mis colegas, cuando se enteren, me van a criticar. Y por supuesto, suspendí la lectura de "El retrato..." hasta que elija otra novela.


Ya les seguiré contando cómo me ha ido con la experiencia.

Para saber algo más de la serie Cold Case:

http://es.wikipedia.org/wiki/Cold_Case

http://www.wbla.com/#24