martes, 23 de septiembre de 2008

¿Me dejan ver la tele? (continuación de la entrada anterior de Diario de Aula)



"La previa"
Al fin los chicos de 1º de Polimodal vieron el capítulo de Cold Case que habíamos convenido. Digo "al fin" porque no fue sencillo llevar adelante la propuesta. En realidad, el asunto da para pensar algunas cuestiones previas al tema específico de la enseñanza de la literatura.
La primera dificultad fue la resistencia de los chicos a realizar una tarea que no respondía a los criterios habituales: ¡Cómo que hay que mirar televisión! Surgieron una serie de excusas para no cumplirla, hasta hubo chicos que a pesar de tener TV por cable, para hacerme desistir, negaron estar suscriptos al servicio. Me parece que el mayor problema era que se trataba de una actividad que los obligaba a programar, a proponerse estar frente al televisor a un horario prefijado, y a permanecer allí hasta el final. Realmente creo que para los adolescentes, al menos con los que trabajamos en las escuelas estatales de la provincia de Buenos Aires, este tipo de previsiones demanda un esfuerzo importante, porque les resulta difícil anticipar que van a hacer el minuto siguiente. Otro obstáculo que apareció era tener que pedir al resto de la familia el televisor en el horario central de la noche ¿cómo decirles a los padres que dejaran de ver el programa que miran habitualmente? El que se tratara de una tarea de la escuela, al menos en la percepción de algunos chicos, no era un argumento suficientemente fuerte, hacía falta cierto valor para plantearle a la familia la ocupación del televisor. Por último, fue notorio que para muchos chicos resultaba una novedad ver un programa con una actitud alerta, realizando un esfuerzo de interpretación. Según lo que contaron, ellos se "tiran" frente a la TV dejando correr las imágenes, de ahí que eligieran los programas a los que me referí en la entrada anterior de Diario de Aula. Para la mayoría de los chicos la televisión es fundamentalmente una fuente de emisión de imágenes y no de contenidos.
Menciono estos aspectos que antecedieron a la tarea porque me parecen importantes para advertir como con frecuencia un trabajo requiere la preparación de las condicones previas para poder realizarlo. Lo que esto nos demanda es que ampliemos nuestro papel de profesores de una materia en particular para comprender que la construcción de esas condiciones también generan aprendizajes significativos: no se puede negar la conquista que significa para un adolescente, que no cuenta en su casa con el apoyo necesario para estudiar, lograr ocupar el televisor a la hora en que lo necesita.

¿Y si me equivoco?
En realidad, el primer capítulo que les encomendé ver a los chicos, no lo vieron más de cuatro alumnos de cada curso, fue así que al indagar los motivos del incumplimiento me enteré de las dificultades descriptas anteriormente. Igualmente, este intento fallido fue útil porque el comentario de los alumnos que lo habían visto, entusiamó al resto.
Al lunes siguiente todos habían realizado la tarea. En el episodio, titulado "Familia 80180" se investiga el asesinato de un hombre en 1945. El hombre, nacido en Estados Unidos, pero descendiente de japoneses, como consecuencia de la invasión de Pearl Harbor es obligado junto a su familia a desalojar su hogar para ser internado en un campo de concentración, junto a otras personas del mismo origen. El tema del capítulo es la discriminación, aunque también se cruzan otras problemáticas.
A pesar de la ausencia casi absoluta de información contextual (conocimiento sobre la Segunda Guerra Mundial, participación de EE.UU y Japón, Pearl Harbor, etc. ) los chicos pudieron interpretar la historia en su significado más literal y en algunos de sus sentidos más importantes; sin embargo, no logramos debatir sobre las cuestiones que planteaba el capítulo. Pienso que en ese aspecto existió un error de mi parte, ya que suponiendo que la discusión se iba a producir espontáneamente no preparé ninguna actividad específica para promoverla. Y no, los chicos no
llegan a 1º año del Polimodal con la experiencia de debatir, de problematizar lo que ven. Por otra parte, creo que también tienen mucho miedo a exponerse y sobre todo a equivocarse frente a un profesor, a no decir lo que éste espera.
A pesar de esto, como se observa en los textos que escribieron posteriormente, los alumnos tomaron partido sobre lo acontecido en la historia identificándose con la postura de algunos de los personajes e inclusive presentando matices en sus pensamientos y conductas que en el capítulo no estuvieron presentes.
Los textos de los chicos
Tengo una resistencia feroz a darle a los chicos cuestionarios, opino que cualquier actividad por más interesante y entretenida que haya sido, queda destruida en el momento en que le pedimos a los alumnos que respondan un cuestionario o realicen una guía. Además ellos ya los están esperando: después del cuento viene un cuestionario; detrás de la novela también; hasta después de una poesía les enchufamos un cuestionario. Me parece que estás actividades desalientan cualquier entusiamo por la lectura. Además, todos esos listados de preguntas, en general se dirigen a aplicar conocimientos teóricos a un texto en particular. Pero lo que a mí realmente me interesa es la apropiación, el sentido personal que cada chico le encontró a lo que leyó; en todo caso los conocimientos teóricos deben ser una herramienta para realizar una interpretación más profunda de los textos; es decir, los contenidos están al servicio de la lectura y no al revés, como suele suceder.
Por esta causa, la actividad que les propuse sobre el episodio que habíamos visto fue Escribir un monólogo que expresara el pensamiento de alguno de los personajes.
La mayoría de los chicos se identífico con el joven, hijo del hombre asesinado, que contra su voluntad se alista en el ejército estadounidense a instancias de su padre que suponía que de este modo los norteamericanos lo reconocerían como conciudadano. El muchacho muere en combate, enemistado con su padre. Los otros personajes elegidos fueron el protagonista y su esposa.
En los textos, los alumnos hacen que tanto el padre como el hijo se arrepientan de haber tenido posturas tan extremas que los hayan llevado a distanciarse, ambos imaginan un futuro de reconciliación. Todos los alumnos condenan la decisión norteamericana de haber evacuado a los descendientes de japoneses y aparecen opiniones contrarias a la guerra en general.
Respecto a la redacción de los textos lo que más se destaca es la fractura entre el nivel del contenido y el de la escritura, como si los monólogos fueran pensados por adolescentes de 16 años, pero escritos por niños de 1o, ya que muchos de ellos presentan serios problemas de cohesión, que supongo que son producto de la falta de una práctica continuada de la escritura. Sin embargo, los textos denotan un esfuerzo importante por mantener la coherencia y expresar los sentimientos e ideas de los protagonistas, esto hace que muchos de ellos sean más extensos de lo que esperaba, ya que en general a los estudiantes les cuesta desarrollar sus ideas.
Durante la escritura del primer borrador fue necesario que trabajáramos grupalmente la cuestión del tiempo porque muchos chicos querían abordar en un mismo monólogo toda la historia narrada en el episodio, por ejemplo, en el inicio del monólogo el joven expresaba el conflicto que le generaba alistarse, pero al final del texto ya estaba en el frente combatiendo. Este tema debe representar para algunos alumnos una dificultad importante porque a pesar de haber sido trabajado particularmente reapareció en los escritos definitivos que presentaron.
Quizás la propuesta no produjo los resultados que esperaba, sin embargo pienso que significó un aprendizaje tanto para ellos como para mi. Los chicos tuvieron que responder a una interpelación diferente a la que están habituados; mirar y escuchar con propósitos definidos; vincularse con la TV desde otro lugar; ganarse un espacio en la familia, escribir poniéndose en lugar de otro. Quizás uno de los resultados más visibles de lo que implicó la actividad es que algunos chicos se hicieron espectadores habituales del programa, lo que habla de un cambio de intereses frente a la oferta televisiva.
En cuanto a mí, todo el proceso que llevó la actividad me enseñó a secuenciarla para la próxima vez, a descartar todos los supuestos.

Leé otro monólogo escrito por los chicos: